CARTA ADOLESCENTE.

Padre e hijo

 

Esta carta de un adolescente es un resumen de las reflexiones y sentimientos de pacientes adolescentes en la consulta.

Carta de tu hij@ adolescente,

Queridos papa, papas, mamá, mamas:

¡Cuánto me cuesta saber lo que siento y poder expresarlo!

¡Qué difícil es encontrar las palabras para expresar tanto barullo dentro de mi! Empiezo a hablar, me escucho y no tiene sentido.

¡Os necesito tanto! Y al mismo tiempo quiero hacer las cosas a mi manera, por mi mism@, no quiero ser tú, mama, ni tú, papa. Quiero ser yo y ahora no se quién soy yo.
Yo creo que lo se todo, que se mucho y en algunos momentos, sobretodo por la noche me siento pequeñ@, me siento que os necesito tanto, que necesito vuestro apoyo, aprobación, escucha.
Me siento perdido, me siento que no quiero ayuda, que paso cuando me agobiáis.
Necesito mi espacio, el silencio y a veces hay demasiados silencios, peleas y falta de comunicación entre nosotros.

También me siento culpable, mal hij@, que no estoy a la altura de vuestros sueños y expectativas, que no soy como vosotros queréis; que lo más importante son las notas y el colegio/instituto, y a mí, la verdad, no me importa tanto.

Necesito que sobreviváis a mi cambio, ya no soy un niñ@ y hay momentos que sí, sobretodo por la noche.

Necesito que no paséis de mi, que no tiréis la toalla, aunque a veces sea inaguantable.
Necesito esta lucha de llevaros la contraria, de revelarme ante las tareas, el orden, mi habitación, los deberes, las notas, los profesores, vosotros, la hora de llegada, salir,… Fácilmente encuentro algo para estar en desacuerdo y enfrentarme.
Y aunque tú te hartes y luches contra mí, por favor, recuerda que te quiero y te necesito aunque no te lo muestre.

Mi cuerpo ha cambiado tanto y sigue cambiando, y tengo miedo, mucho miedo, me siento inseguro, no se si soy guap@, fe@, quiero gustar, que mis amig@s, compañer@s me tengan en cuenta, y eso es muy importante.
Antes yo era un niñ@, os necesitaba mucho más y no necesitaba tanto espacio, ni mi mundo, ahora es tan diferente, la relación entre nosotros se ha tambaleado y no se qué hacer, no se cómo hacerlo. A veces me tratas como un niñ@, echas de menos esa época y lo que compartimos, yo también.
Necesito empujar, estar en babia, en mi mundo.

Necesito saber que toda esta fuerza que siento en mí, esta necesidad de alejarte, de mi espacio no te hace daño, sino me siento tan culpable. 

Por favor no me humilles con tus comentarios de que a mi edad tú ya trabajabas, tú hacías esto o lo otro, yo no soy tú, estoy buscando mi camino.

Necesito que me quieras, que me hables, que te comuniques y no me sueltes discursos, es demasiado para mi, no puedo escuchar tanto.
Por favor no te quejes de mi ni me critiques delante de tus amigos y familia, no hagas de mi el tema de conversación. Me duele tanto, me hace desconfiar de ti y luchar contra mis sentimientos de echarte de menos y quererte.

Confía en mi, confía en que voy a conseguirlo.
Por favor deja de querer decidir por mí, hablar por mí, pensar por mí, hacer por mí. Tengo mi ritmo.
Por favor verme más allá de vuestras necesidades, deseos y miedos. Yo no puedo ni quiero hacer realidad vuestros sueños frustrados.

Confiar en todo lo que me habéis dado y me dais, todo lo que me enseñáis, todo lo que compartimos.
Confiar en mí, que encontraré mi camino, que le daré sentido a mi vida.
Sigue confiando en que encontraremos el camino de reconciliación y entendimiento entre nosotros aunque no sepas cómo.
Nuestra comunicación necesita espacio, respeto mutuo e informalidad. Cuando me dices tenemos que hablar ya desconecto, ya pienso, “¿Y ahora qué he hecho mal?”.
Muestra interés por mis cosas, por lo que es importante para mí.

Enséñame a comunicarme y a expresarme con tu ejemplo. Cuando pierdes el control, me gritas, me insultas, me humillas, te metes conmigo, me alejo de ti, construyo un muro entre tu y yo para protegerme y dejas de ser de confianza para mi. No me pidas lo que tú no puedes hacer. 
No me des consejos sino escúchame, no necesito que me resuelvas las dificultades, que me digas qué hacer, que me digas que esto pasará.

¡Ahora soy un adolescente y te quiero!