El síntoma que tu cuerpo muestra es parte del proceso de equilibrio, de homeostasis. Es el esfuerzo del organismo por solucionar el conflicto interno. Parte del proceso de curación es hacer un DUELO, EL DUELO POR LA PÉRDIDA DEL SÍNTOMA. Y detrás del síntoma hay aquello que no se ha mirado, confrontado. Puede ser de la propia vida (patrones, estilo de vida, aprendizajes, etc.) y/o del sistema familiar de origen (padres, abuelos…). Los hilos se mezclan generando un enredo que a veces no es posible soltar; y es un trabajo de cirujanos. La desesperación lleva a creer que eso puedes soltarlo así como así y hay muchos terapeutas que se lo creen, creen tener ese poder y lo apoyan con frases e intervenciones absurdas. El síntoma no es el problema, es la solución que ha encontrado el organismo, es preciso mirar detrás, al conflicto profundo. Y además tener en cuenta que el síntoma no puede ser ignorado. Cualquier síntoma que limita, molesta puede tener un significado, un interés para ti, para tu ambiente, para tu pareja, familia, trabajo, etc. Muchas parejas se sostienen por el síntoma que uno tiene; en muchas familias tener síntomas te da sentido de pertenencia… Date un espacio, tranquilamente, contigo, cierra los ojos y céntrate en ese síntoma que en este momento es molesto, te limita, bloquea, etc. Y cuando tu atención este ahí, pregúntate lo siguiente y quédate dejando que llegue la respuesta. Continúa durante los próximos días, dejando que tu cerebro, que es tan sabio y conoce toda la información guardada en ti, te traiga a la mente consciente las respuestas. Y estate atenta/o: ¿Qué perderías si dejaras de tener ese síntoma? ¿Qué ganarías? ¿Cómo cambiaría tu vida? ¿Qué tendrías que mirar? ¿Qué confrontar?