La relación con el padre

                    La presencia y energía del padre y de la madre son diferentes.       

       Incluso en las parejas homosexuales la presencia de cada uno es diferente, cada uno aporta su parte:

 

Del padre, del progenitor que realiza las funciones de padre, pueden llegar muchos regalos que nos dan fuerza y seguridad en el mundo:

Esforzarte por tus sueños, ir a por ellos. La vida no viene a ti, las cosas no llegan sin más, se requiere acción, movimiento.

Te abre el camino al mundo, de la misma manera que los espermatozoides, en comunidad, ocupan diferentes posiciones para que se de la gestación. Y eso los espermatozoides lo hacen desde la acción, la hermandad (y no como se cree la competencia entre unos y otros, eso es una proyección de nuestra cultura) y la colaboración. La lealtad a tus sueños y lo que ocurre cuando no es así, a lo que quieres, a los amigos, a lo que amas, a la comunidad y a lo que te hace mejor persona cada día.

Te conecta con la realidad externa de la vida, te muestra su vida y la del sistema familiar de donde viene, con sus equivocaciones, con sus tozudeces, con sus errores, a veces muy graves, y como con los años sigue aprendiendo y transmitiendo su sabiduría.

La dedicación, la generosidad y agradecimiento, y qué ocurre cuando no es así, las consecuencias, la autodestrucción.

Disciplina, voluntad y tenacidad, en equilibrio o en desequilibrio. Te lo enseña a través de su ejemplo o polarizando al lado contrario. Cualidades imprescindibles para seguir los sueños y las consecuencias de renunciar a ello.

La autoridad y la fuerza para ir al mundo.

– Te enseña a que en la vida las cosas no llegan gratis, fáciles, tu esfuerzo te lleva a la conquista del equilibrio, la felicidad, el amor, etc.

Te ayuda a encontrarte, a ser libre, autónomo. Y cuidado esto como todo lo anterior no es a veces de una manera visible, a veces, desde su inconsciencia los métodos y maneras pueden no ser los adecuados, puede ser muy estricto, inalcanzable, súper protector, es necesario verlo entre lineas, tomarlo y seguir el camino. Muchas veces, secretamente, criticamos al padre ya que tenemos mucho miedo a atrevernos a tener un destino diferente, a todo lo que puede ser posible.

 

Te toca a ti como hijo/a separar el grano de la paja. Algunos se quedan con la paja quejándose, secretamente vengándose del padre por no ser como a ellos les gustaría y arruinando su vida y las oportunidades que le llegan; otros toman el grano, se alimentan, crecen, van al mundo y lo multiplican.

La mayor felicidad de tu padre, desde lo profundo de su ser, más allá de su máscara y de las cargas que lleva, es verte feliz, creciendo, saliendo de las trampas y limitaciones de las que él no ha podido salir, viendo, sintiendo como tu vida fluye y tú con ella, como las oportunidades se abren para ti, atreviéndote a ir más lejos, más allá de los límites suyos y de las generaciones anteriores, siendo pionero/a.  Todavía no he visto un solo ejemplo de lo contrario y veo muchos casos mensualmente.

 

Es cierto que a veces/ muchas veces el padre nos pone retos grandes, vivencias dolorosas, y sigue siendo posible tener oportunidades, salir adelante, tener una buena vida. Veo casos en que hay que recoger pedazos de la vida en relación con el padre, donde hay mucho dolor y sufrimiento, y es posible.

El desierto siempre me ha fascinado y he tenido la oportunidad de visitarlo en diversas ocasiones y en diferentes países. Cuando me siento ante esa inmensidad, me inunda el silencio, la meditación y la sensación de ser tan pequeña ante tanta grandeza, la gratitud por seguir aprendiendo cada día y conocerme. Lo que parece vacío, inerte, es un vacío lleno de posibilidades, a la espera, fértil.

Recuerdo en uno de esos viajes, visitar un oasis, ¡qué contraste! ¿Cómo puede ser? Y, no sé cómo, al día siguiente llovió en el desierto, poco, lo suficiente para ver salir brotes verdes, vida animal y vegetal. Si siguiera lloviendo, ese vacío del desierto se convertiría en una pradera, en un bosque, en un lugar verde. Es solo la lluvia lo que marca la diferencia, el agua, la vida que aporta el agua.

Puedes esperar a que quizás, algún día, llueva, caigan unas gotas y estar a la merced de que eso ocurra o puedes llevar el agua a aquellos lugares en ti donde no hubo, donde quizás a día de hoy no hay. Y esto se ha hecho a lo largo de la historia, desde tiempos prehistóricos, no fue fácil, hubo que salvar muchos retos, voy a por lo que necesito y lo traigo a donde estoy.

Aquí os dejo un ejemplo interesante, la vivencia de Mario Vargas Llosa en relación con su padre:

“Tuve una relación desastrosa con mi padre…..Por eso siempre envidié a mis amigos y compañeros de infancia y adolescencia,…Yo tenía con él una relación jerárquica de autoridad y subordinación, no de cariño y complicidad…Probablemente desde esa época se me ocurrió pensar que una buena relación con el padre debe dejar en quienes la viven algo positivo en el carácter, tal ver eso que llaman buena entraña.”

“Tenía vocación para escribir….Tal vez mi vocación se fortaleció mucho porque, de alguna manera, era para resistir a mi padre (de forma indirecta, digamos cobarde): su autoridad, a mí, me aplastaba;…….Yo pienso que esa autoridad, empecé inconscientemente a resistirla afirmando esa vocación que él rechazaba. …..Sin esa relación con mi padre yo no sería quien yo soy hoy.”