Qué importante aprender qué exponer de mi vida personal y qué no; que importante no necesitar la aprobación de los demás, tener “me gustas”, seguidores, de lo que voy viviendo. Intentamos con ello llenar vacíos emocionales y el espejismo es creer que sí es posible, que funciona, y claro, se va de las manos.
Sin darnos cuenta exponemos nuestras vidas, tanto adultos como menores en las redes sociales, como si fuera un escaparate, llegando a ser más importante exponerlo que vivirlo; contarlo que sentirlo; que los otros vean en lugar de yo aprender.

A ninguno se nos ocurre ir a dormir dejando la puerta de casa abierta. En cambio, con las redes sociales, dejamos abierta de par en par la puerta, sin protección ni control.
Es como el juego que hacíamos de niños, si me tapo los ojos y no te veo, tú tampoco me ves.
En internet no es así. Todo lo que ponemos en internet deja de pertenecernos y no tenemos el control de quién lo verá o usará.
Otra forma de dependencia, manipulación.